Ejecuciones erróneas (como si las hubiera de otra forma): estos son sólo algunos de los casos de seres humanos que han sido ejecutados para posteriormente comprobarse que o no eran responsables de los actos por los cuales se los había condenado o que las pruebas contra los mismos no era suficientes para hacerlo:

1. Anderson, William Henry (afroamericano). 1945. Florida. Anderson fue encontrado culpable de la violación de una mujer blanca, sentenciado a muerte, y ejecutado en 1945 sin que nunca se realizara una apelación a su favor. La ejecución tuvo lugar sólo cinco meses después del arresto de Anderson, quizás en parte porque el alguacil escribió al gobernador, "... apreciaría su atención especial a este caso antes de que alguna organización simpatizante tenga intervención". La víctima no había opuesto resistencia, no había gritado, y no había usado una pistola que tenía en su poder para resistirse al supuesto ataque de Anderson. La hermana de Anderson y uno de sus compañeros de trabajo presentaron declaraciones juradas al gobernador donde sostenían que Anderson y la víctima habían intimado consensuadamente durante varios meses antes de que los de cargos de la violación se realizaran. El abogado de Anderson también escribió al gobernador que "... existe creencia bien fundada. . . que William Henry Anderson y la víctima eran íntimos desde agosto de 1944. Esta creencia está extendida entre los negros, pero se han oído a personas blancas expresar opiniones coincidentes."

2. Garner, Vance, y Will Johnson (ambos afroamericanos). 1905. Alabama. Junto con Jack Hunter, fueron encontrados culpables de asesinato y sentenciados a muerte. Ninguna apelación fue emprendida. En 1905, Garner y Hunter fueron colgados. Desde el patíbulo Garner sostuvo su completa inocencia mientras que Hunter admitió su propia culpa y absolvió Garner y a Johnson. En 1906, la sentencia de Johnson se conmutó a cadena perpetua. Un cuarto hombre, Bunk Richardson que fue acusado de perjurio a favor de Garner fue linchado tres noches después de que la pena de muerte de Johnson se conmutó.

3. Hauptmann, Bruno Richard (blanco). 1935. New Jersey. Hauptmann fue encontrado culpable de rapto, robo y asesinato, siendo sentenciado a muerte, y ejecutado en 1936. Fue conocido como el infame secuestrador del bebé de Lindbergh. Hauptmann es un caso clásico de condena basado en una maraña de evidencia circunstancial, perjurio, supresión de evidencia, un abogado de la defensa groseramente incompetente, y un juicio realizado en una atmósfera de semi histeria. El juicio fue precedido por una cacería a nivel nacional de los secuestradores del bebe de "Lindy," el héroe favorito de la nación cuya esposa era la hija de la familia Morrow adinerada y socialmente prominente, que duró 2 años. Hauptmann fue la víctima de fiscales demasiado celosos, por su intento en resolver el crimen más notorio de la década. Aunque el Gobernador Hoffman creyó que Hauptmann era inocente, prefirió detener la ejecución. No hay ninguna duda de que la condena descansó en parte en prácticas corruptas de la fiscalía, supresión de evidencia, la intimidación de testigos, el testimonio perjurado, y de los antecedentes criminales previos de Hauptmann. En 1986 su viuda inició una acción civil contra el fiscal y una docena de otros demandados.

4. Dawson, Sie (afroamericano). 1960. Florida. Dawson fue encontrado culpable del asesinato en primer-grado y sentenciado a la muerte. La víctima era el hijo de dos años de edad de una mujer blanca para quien Dawson trabajaba. (Aunque la madre del muchacho también fue asesinada, Dawson no fue juzgado por ese asesinato). La condena por un jurado de hombre todos blancos se basó en una confesión obtenida de Dawson después que éste hubiera pasado más de una semana en custodia sin consejo legal y en una acusación hecha por el marido de la víctima. Dawson tenía un coeficiente intelectual de 64. Durante el juicio, Dawson rechazó su confesión y dijo que la había dado sólo porque "los funcionarios blancos le dijeron que confesara que él mató a la Señora Clayton o ellos lo entregarían a la turba que se encontraba afuera, para que se encargara de él." En la apelación, la condena fue confirmada por 4 votos contra 3. Dawson fue ejecutado en 1964. Dawson había sostenido que el marido de la víctima había cometido los asesinatos. No hubo ningún testigo presencial y toda la evidencia era circunstancial e inconclusa.

5. Adams, James (afroamericano). 1974. Florida. Adams fue encontrado culpable de asesinato en primer-grado y sentenciado a muerte, siendo ejecutado en 1984. Testimonio ubican al automóvil de Adams en el momento del crimen en la casa de la víctima, un ranchero blanco. Algunas de las joyas de la víctima fueron encontradas en el automóvil. Adams sostuvo su inocencia y manifestó que le había prestado el automóvil a su novia. Un testigo identificó a Adams manejando el automóvil desde la casa de la víctima poco después del crimen. Este testigo, sin embargo, estaba manejando un camión grande en dirección contraria al automóvil de Adams', y probablemente no pudo mirar detalladamente al chófer. Se descubrió después que este testigo estaba enojado con Adams por haber tenido un romance con su esposa. Un segundo testigo oyó una voz dentro de la casa de la víctima en el momento del crimen y vio a alguien huyendo. Declaró que esta voz era de una mujer; el día después del crimen declaró que la persona huyendo no era Adams. Una muestra de pelo encontrado en la mano de la víctima que casi seguramente provenía del atacante, no coincidía con el pelo de Adams. Mucha de esta información eximente no se descubrió hasta el caso fue examinado por un investigador experimentado un mes antes de la ejecución de Adams. El Gobernador Graham, sin embargo, se negó a conceder suspensión de la condena para que estas preguntas pudieran resolverse.

6. McGee, Willie (afroamericano). 1945. Mississippi. McGee fue encontrado culpable de la violación de una mujer blanca y se lo sentenció a muerte por un jurado integrado totalmente por blancos que deliberó durante sólo dos minutos y medio. La condena se suspendió porque se hizo lugar a la apelación solicitando un cambio de jurisdicción. Posteriormente, McGee fue juzgado nuevamente, encontrado culpable y sentenciado a muerte nuevamente por un jurado de blancos (este jurado deliberó durante once minutos). Esta condena también se suspendió debido a la falta de jurados de color como integrantes del jurado. En 1948, McGee fue juzgado nuevamente y resentenciado a muerte; tres personas de color integraban el jurado. En apelación la Corte Suprema americana rechazó intervenir. La evidencia principal contra McGee era una confesión obtenida bajo coerción que él dio después de estar incomunicado durante treinta y dos días luego de su arresto; el marido de la víctima y sus dos hijos, quienes dormían en el cuarto de al lado, nunca escucharon ruidos del ataque alegado. La investigación hecha por el periodista Carl Rowan reveló que la víctima había estado juntándose con McGee durante cuatro años y estaba furiosa por los esfuerzos de éste por poner fin a su relación. No obstante, las personas de color se manifestaron atemorizadas para brindar esta evidencia en la corte y, los blancos locales sentían que el consentimiento de la mujer era imposible o irrelevante. Un esfuerzo por realizar un nuevo juicio sobre la base de la evidencia descubierta falló, y McGee fue ejecutado en 1951.

7. Sacco, Nicola, y Bartolomeo Vanzetti (ambos blancos). 1921. Massachusetts. Fueron encontrados culpables de asesinato en ocasión de robo a mano armada, y sentenciados a muerte, siendo ejecutados en 1927. Su caso probablemente es el caso más polémico de este siglo. Ellos fueron arrestados en una atmósfera dominada por “el Miedo Rojo” de los tempranos 1920; los condenados, descritos como "bastardos anarquistas" en un comentario realizado por el juez durante el juicio, esperaron seis años en la celda de la muerte. En 1925, otro hombre condenado a pena de muerte en Massachusetts confesó ser el autor del crimen por el cual se había condenado a Sacco y Vanzetti. La investigación extensa de esta confesión convenció a muchos que estaba diciendo la verdad. En 1926, el juez negó mociones para realizar un nuevo juicio basado en la confesión, y su decisión se sostuvo en apelación. En 1977, en la ocasión del quincuagésimo aniversario de las ejecuciones, el Gobernador Dukakis firmó una proclama cuidadosamente formulada para quitar “cualquier estigma y desgracia” de sus nombres y declarando, en parte, que su “el juicio y la ejecución... deben servir para recordar a todas las personas civilizadas la necesidad de evitar que nuestra susceptibilidad pueda perjudicar, por intolerancia a ideas poco ortodoxas, y nuestro fracaso en defender los derechos de personas que son vistas como extraños en nuestro medio... ”

8. Sberna, Charles (blanco). 1938. Nueva York. Sberna fue condenado por asesinato en primer-grado de un oficial de policía y fue sentenciado a muerte. La condena fue confirmada en apelación. Junto con Sberna fue juzgado Salvatore Gati, quien testificó en el juicio que Sberna era inocente, y, en prisión ambos, Gati y Sberna convencieron a Isidore Zimmerman de éste era inocente. Gati también dijo que el jefe del Departamento de Homicidios de Nueva York (Jacob Rosenblum) le había dicho que sabía que Sberna era inocente, y que limpiaría su nombre si Gati revelaba el nombre de sus verdaderos cómplices. Gati se negó. Después resultó que este oficial de la policía también había estado involucrado en condenar injustamente a Zimmerman. Sberna y Gati fueron ejecutados en 1938. El capellán de la prisión dijo de Sberna, "Esta es la primera vez que estuve seguro que un hombre inocente iba a la silla, y no hay nada que yo puedo hacer para evitarlo. Si sólo las personas se aseguraran que saben lo están haciendo antes de que condenen a muerte a un hser humano."

9. Shumway, R. Mead (blanco). 1907. Nebraska. Shumway fue condenado por asesinato en primer-grado de la esposa de su patrón con evidencia circunstancial y se lo sentenció a muerte. Un jurado, el único que se opuso a la aplicación de la pena de muerte para Shumway, les dijo a sus amigos que él "no había dormido bien ninguna noche desde el juicio." Posteriormente dejó una nota suicida en la que expresó su preocupación por el juicio. Shumway fue ejecutado en 1909. Sus últimas palabras fueron: "Yo soy una víctima inocente. Que Dios perdone a todos los que han dicho algo contra mío." En 1910, el marido de la víctima confesó en su lecho de muerte que él había asesinado a su esposa.

10. Tucker, Charles Louis (blanco). 1905. Massachusetts. Tucker fue encontrado culpable de asesinato en primer-grado y sentenciado a muerte. La condena, basada en evidencia circunstancial, fue confirmada en apelación. Más de 100.000 residentes de Massachusetts firmaron peticiones solicitando clemencia. Entre aquéllos convencidos de su inocencia se encontraba el examinador médico del condado (quién perdió su trabajo debido a su posición) y un clérigo quien dijo que un testigo le había dicho que había cometido perjurio en el juicio. Tucker fue ejecutado en 1906.

11. Wing, George Chew (asiático). 1937. Nueva York. Wing fue encontrado culpable de asesinato en primer-grado (después de un juicio que duró 30 minutos) y sentenciado a muerte. Su condena fue confirmada en apelación. Un participante en la matanza testificó contra Wing y fue sentenciado a 20 años. Mientras estaba en prisión en espera de su ejecución, Wing convenció a varios observadores que él había sido identificado falsamente por testigos oculares y que falsos testimonios se habían usado en su contra. Warden Lewis Lawes también cuestionó su culpa, pero Wing fue ejecutado en 1937.